La sustentabilidad, a través del establecimiento de una economía circular, es uno de los retos más importantes para la humanidad en el siglo XXI. El uso adecuado de las tecnologías de la información (TI) en los procesos productivos va a permitir generar industrias limpias que den paso a ciclos de vida de productos pensados para reutilizarse y reciclarse.
La economía circular es un concepto que se está popularizando cada vez más debido a los recursos finitos con los que cuenta el planeta, además de la polución que implica la fabricación de los productos que consume la sociedad.
Son varios los aspectos relacionados con la producción y el consumo que hay que sopesar, además del seguimiento y mejor manejo de los residuos que se generan en ambos casos. El papel de las tecnologías de la información ayudará a dejar atrás el paradigma de la economía lineal debido a que permitirán hacer un mejor análisis situacional y estratégico a partir de la gestión de datos, tanto en los procesos productivos como en el consumo.
En esta transición de paradigma, el reciclaje industrial surge como un actor importante. En la época de la pandemia, la organización Ecología y Compromiso Empresarial (ECOCE) anunció la donación de 300,000 caretas de protección hechas con plástico PET reciclado. Se estimó que para generar tal volumen utilizarían millón y medio de botellas desechadas y desinfectadas.
Este esfuerzo no fue el único frente a la pandemia, ni tampoco la crisis de salud causada por el COVID-19 fue el detonador del reciclaje en México, pues el país lleva ya varios años participando en estrategias de desarrollo de reciclaje industrial. Datos de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC) apuntan que en 2021 se reciclaron en México 913,000 toneladas de residuos plásticos, colocándolo como líder en América Latina; pero el potencial de desarrollo es aún enorme.
El despliegue de esta industria, que es relativamente nueva, presenta muchas oportunidades de asimilación de sistemas de información de última generación. Una de ellas es la tecnología de visión, la cual permitirá detectar y seleccionar mejor los componentes de reciclaje vertidos normalmente sobre enormes bandas transportadoras a fin de pasar por procesos de lavado, desinfectado y de transformado en pellets. Estos sistemas además almacenan y transfieren información a sistemas centrales de datos, permitiendo a los operadores o encargados de línea utilizarlos para generar alertas, realizar análisis o tomar decisiones.
Actualmente existen ya proyectos de Big Data que podrían servir, entre otras cosas, para determinar las tendencias en los tipos de desperdicios en función del consumo, nivel de erradicación de polímeros multicapa y seguimiento del ciclo de vida de un producto, hasta su reciclaje para incorporarse en un nuevo producto.
El uso de tecnología informática en el reciclaje industrial ayudará a cumplir con los objetivos de la Economía Circular al proporcionar información precisa de recolección para el reciclaje, por ejemplo. Se trata de conectar polos de la logística inversa con los de la logística convencional en una tarea titánica de trazabilidad que solo se logrará con sistemas como los relacionados con la Industria 4.0.
Empresas como Minsait han ayudado con la integración de sistemas con la generación de proyectos como SmartWaste, que consiste en generar esquemas de análisis de la recolección, tal como el llenado de contenedores, en los ayuntamientos de España.
De la misma manera, esta empresa diseñó un ecosistema para la selección de residuos y dar seguimiento a la clasificación de material en plantas de todo el país. Se trata de un programa denominado CircularChain, desarrollado en conjunto con la organización Ecoembes, también española, dedicada al reciclaje y el diseño ecológico de envases para uso doméstico.
En este caso se incluye a diversos actores, tanto públicos como privados, con el objetivo de tener visibilidad y control de todo el proceso de selección de residuos que haga la recolección y transformación aún más eficientes.
Iniciativas de esta naturaleza, basadas en sistemas de información y análisis de datos, prevén establecer mecanismos de trazabilidad para extender la cadena de suministro a un círculo virtuoso que garantice la sustentabilidad que, aunque en este caso está centrada en los productos plásticos, funciona bien para otro tipo de materiales, como podrían ser metales y sustancias químicas, las cuales normalmente se generan del desecho de maquinaria, de electrodomésticos o de equipos electrónicos como celulares, televisores y computadoras. Por ejemplo, el proyecto SmartWaste busca seguir en tiempo real la información de recolección generada en más de 90 plantas de selección y alrededor de 70 recicladoras.
En México, para organismos como ECOCE o ANIPAQ, son muchos los retos que enfrentar en el tema del reciclaje del plástico con miras a alcanzar un esquema nacional de Economía Circular que enlace a todos los actores, públicos y privados, con el fin de promover una cultura de sustentabilidad en torno a la industria del plástico, que hoy es preponderante.
Pero este es sólo uno de los escenarios, pues el reciclaje industrial contempla la reutilización de materiales y residuos mecánicos, químicos, biológicos o incluso energéticos; que de consolidarse en un solo sistema de administración de datos y de trazabilidad, los (complejos) cruces de información de todos estos procesos podrían ayudar en mucho a construir una economía circular global altamente redituable en términos de sustentabilidad.
La utilización de sistemas de información bajo ambientes 4.0 y los algoritmos relacionados con la inteligencia artificial pueden ayudar a lograr la eficiencia buscada en el reciclaje y reutilización de materiales, y conseguir que el final del ciclo de vida del producto (desde la perspectiva de una economía lineal) sea el punto de inicio de un nuevo ciclo.