Generación Silver

Generación Silver, el mercado que no debemos desconectar

Recientemente publiqué un artículo para hablar sobre cómo la tecnología puede ayudar a la generación silver (los nacidos entre 1946 y 1964) a mejorar su calidad de vida a partir de herramientas que faciliten sus actividades cotidianas.  

Es sin duda revelador que esta generación de adultos mayores se ha caracterizado por una mejor calidad de vida que sus antecesores, con mejor estado de salud, mayor longevidad y plenos en cuanto a su capacidad para llevar a cabo actividades de esparcimiento e incluso en algunos casos, profesionales, pues están en tan buena forma que no quieren siquiera retirarse. 

Pero, lo que escribí en mi anterior  publicación, sin duda tenía los dados cargados. Me refería a las personas de ese grupo social más familiarizadas con la tecnología. Sin embargo, una buena fracción de esa población en realidad han sido, y son, bastante ajenos a las nuevas tecnologías de la información y a los gadgets que les rodean.

Tender un puente 


Hay empresas que han detectado esta brecha digital y se han dedicado a desarrollar productos tecnológicos pensados específicamente en acercar la tecnología a estos adultos mayores. Pensemos en los dispositivos de asistencia doméstica, que facilitan el acceso a equipos electrónicos y electrodomésticos mediante comandos de voz o aplicaciones móviles. Pueden poner música, activar la calefacción, encender las luces o generar recordatorios. Tal vez por ahora el ejemplo más evidente es Alexa. 

También, para no crear una barrera entre las personas de mayor edad y las nuevas tecnologías de la información y, que por el contrario, que éstas sirvan para entregarles nuevos servicios y en mayor cantidad, algunas empresas están desarrollando interfases más adecuadas en productos ya existentes, como los smartphones, que tienen funciones para cambiar el tamaño de iconos y letras, y cada vez integran más funciones de activación con comandos de voz y otras funcionalidades que ayuden a este segmento de la población en su camino de adopción tecnológica. 

Otras empresas han ido más allá y solo piensan en adultos mayores. Un buen ejemplo es la firma sueca Doro, fabricante de teléfonos celulares, teléfonos inteligentes y tabletas, cuyos desarrollos tecnológicos están centrados en las necesidades de las personas de la tercera edad, con la idea de darles un “sentido de pertenencia” y no hacerlos ajenos a las nuevas tecnologías. 

Textos más grandes, sonidos más claros, simplicidad en el despliegue de los íconos de las aplicaciones, facilidad de conexión con wearables para ligarlos a aplicaciones de salud, asistencia remota y geolocalización especial, botones únicos para comunicación con familiares; en fin, equipos pensados para ser muy fáciles de usar, pero sin renunciar a las funciones vitales para una persona de mayor edad. 

Otros casos parecidos son las empresas Emporia, Jitterbug e incluso Samsung y Apple; todas ellas, empresas que están pensando en la generación silver, a partir de un análisis de sus necesidades cognitivas, ergonómicas e incluso económicas. La idea es, no dejarlos desconectados.

Mercado poco desarrollado / Green Field


El sector de la tecnología para la tercera edad es un sector en crecimiento, tal vez en pañales, que ofrece oportunidades para nuevos modelos de negocio y emprendimientos. Aunque los datos varían aún, lo que habla todavía de estimaciones poco precisas, se espera que este mercado supere globalmente los 30 mil millones de dólares en 2030. Debido al envejecimiento global previsto para las próximas décadas, estas estimaciones podrían estar aún muy cortas.

Los fabricantes y desarrolladores de aplicaciones de asistencia y uso para adultos mayores deberán enfrentar varios obstáculos que suelen generar resistencia de este sector de la población para acercarse a la tecnología, tales como:

  • La sensación de complejidad, 
  • el miedo a cometer errores o incluso a sentirse ridiculizados ante jóvenes y niños que usan los nuevos gadgets de manera natural, 
  • una preocupación genuina por la seguridad y la falta de conocimiento (por inexperiencia) en cuanto a cuáles son los “barrios peligrosos” de la tecnología y donde podrían ser víctimas de ciberdelitos y, desde luego, 
  • aquellos obstáculos derivados de las propias limitaciones físicas causadas por la edad, como la debilidad visual o auditiva y las limitaciones de tipo motriz. 

Aún recuerdo el video en el que un abuelo estaba feliz cortando verdura en lo que parecía una elegante y metálica tabla para picar, mientras que su hija lo mira en estado catatónico al darse cuenta de que aquello era una tableta electrónica. ¿Un sketch exagerado y maniqueo? A veces pienso que no.  

Lo cierto es que la evolución tecnológica no necesariamente debe dejar fuera a las personas de mayor edad. Creo que, en todo caso, se trata de un error en el diseño. El mercado puede ser lo suficientemente grande como para justificar el desarrollo de tecnologías adaptadas a la generación silver. Incluso, si eso no fuera así, el tema debería ser tomado en cuenta para la elaboración de políticas públicas con la consigna de: ¡No desconectemos a “nuestros mayores”!

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