Vivimos en la era de las cámaras. Están presentes en prácticamente cualquier lugar a donde vamos, a tal grado que ya pasan desapercibidas. De hecho, todos siempre cargamos con una. Las hay en la calle midiendo la velocidad de los autos, en las plazas observando a los peatones, en los puestos de trabajo pendientes de situaciones que atenten contra la seguridad, en nuestros smartphones dispuestas a captar cualquier momento que nos parezca digno de quedar registrado. Es como vivir nuestro propio Truman Show (un conocido film de hace 25 años que seguramente ya habrán visto y si no, que bien vale la pena ver), pero sin tanto drama… bueno, a veces sí.
En los últimos años hemos sido testigos de avances significativos en la tecnología de imagen, especialmente en el ámbito de la seguridad y los procesos industriales. Desde la identificación de posiciones hasta el conteo de productos, las cámaras y los sistemas de visión se han convertido en herramientas indispensables en diversas industrias.
Pero cuando creímos que era suficiente, llegó la inteligencia artificial (IA), que convertida en algoritmos y motores de «visión inteligente» está pensada en múltiples usos, como anticiparse a accidentes, detectar el estado de ánimo o grado de atención de una persona en una tarea (como conducir un auto o realizar una compra), e identificar errores en los procesos de producción.
Pensemos en la seguridad. Ya es indudable que la tecnología de la imagen ha revolucionado la forma en que protegemos nuestros espacios y recursos. Las cámaras de seguridad tradicionales han evolucionado hacia sistemas de visión inteligente, capaces de detectar movimientos sospechosos, reconocer rostros y realizar un seguimiento de objetos en tiempo real.
Vigilantes ubicuos
Estos avances han mejorado la capacidad de prevenir y responder a situaciones de peligro. Son pocas las ciudades que ya no cuenten con redes de cámaras en sus calles. Tal vez el caso extremo es China, donde han llegado a un grado tal que un artista de Beijing pasó tiempo analizando puntos ciegos de las cámaras para hacer “un recorrido donde pudiera pasar invisible”; y, fue difícil, pero lo logró. Aunque las autoridades de la ciudad no estuvieron muy contentas con su obra.
Las cámaras de vigilancia y los sistemas de visión son un gran apoyo para los oficiales de tránsito, pues pueden identificar y analizar el comportamiento de los conductores, detectar infracciones de tráfico y ayudar a prevenir accidentes. Y en México se usan mucho para perseguir delincuentes.
En la industria también está destacando la imagen, pues las cámaras son empleadas para inspeccionar y verificar la calidad de los productos en tiempo real, identificar defectos y reducir el desperdicio. Con sistemas de visión es posible identificar posiciones de piezas en un flujo de producción, realizar conteos de productos, hacer clasificaciones con base en forma y color y hasta detectar detalles relacionados con su calidad. Los sistemas de visión pueden rastrear y contar objetos en movimiento, lo que resulta especialmente útil en la logística y el control de inventario.
Cámaras con criterio
Con el reconocimiento facial apoyado en IA, las cámaras pueden saber si un operador de una máquina está lo suficientemente atento o si presenta agotamiento, y permite analizar mediante patrones si la tarea es o no ergonómica. Asimismo, en procesos de operación con maquinaria pesada, puede alertar sobre la invasión de personal en áreas consideradas de alto riesgo.
Muchas cámaras son visibles, pero muchas otras están embebidas en sistemas o equipos y son difíciles de notar. Así que, no lo pensemos demasiado, la realidad del Big Brother nos alcanzó. Pero es mejor no ser paranoicos, sino entender la manera en que la “vision inteligente” nos rodeará de beneficios.
Pensemos que es ineludible el futuro de la tecnología de la imagen con una intergración cada vez más sólida con la inteligencia artificial. La combinación de algoritmos de aprendizaje profundo y potentes sistemas de procesamiento de datos permitirá a las cámaras y sistemas de visión comprender y analizar el entorno de una manera más sofisticada y en tiempo real. Durante muchos años la gran limitante del IoT había sido el alto costo de adquisición, operación y/o mantenimiento de los sensores… pero las cámaras son uno de los mejores sensores que existen, ya que muchas ya estaban ahí antes de entender que podrían servir para otros propósitos, además de que costo / beneficio es bastante más dinámico.
La capacidad del reconocimiento facial y emocional mejorará mucho todavía, así como la combinación con sensores de calor y luz infrarroja para identificar de manera temprana defectos en piezas de trabajo (incluso internos). Durante la pandemia esta combinación de cámaras con sensores de temperatura ayudó a automatizar filtros de acceso en diferentes lugares.
Además, con base en conceptos de machine learning, los sistemas de visión podrán aprender y adaptarse en tiempo real; tal vez como hoy que vemos a alquien que nos parece sospechoso y luego nos damos cuenta que, solo está haciendo una tarea fuera de rutina. Para nosotros, tomar esas decisiones es relativamente sencillo, pero una cámara podría lanzar falsas alertas permanentemente. La IA agregará “juicio” a los sistemas de visión
Estamos presenciando una nueva era y estoy seguro que las tecnologías de la imagen y la inteligencia artificial trabajarán juntas para crear un mundo más seguro y eficiente. Así que mi observación es: “más vale que siempre andemos peinados”.