En una entrega anterior, planteé la importancia de la vigilancia ciudadana a través de avanzados sistemas de tecnologías de visión e información, destacando las ventajas que esto puede traer. Sin embargo, no podemos ignorar los dilemas éticos que surgen cuando estos sistemas quedan en manos de gobiernos totalitarios o particulares, lo que pone en riesgo la privacidad y libertades individuales. Un ejemplo claro es el caso de China, donde el gobierno utiliza ampliamente la tecnología de vigilancia para controlar y reprimir a su población, tal como fue documentado por el New York Times.
Tras este artículo, recibí mensajes sugiriendo que estos sistemas de vigilancia también deberían aplicarse para supervisar las actividades del Estado y garantizar la transparencia. En este sentido, existen ejemplos inspiradores como «Datos Abiertos Suecia», una plataforma que permite al país escandinavo transparentar información sobre su gestión. Canadá y Estonia también han implementado iniciativas similares para que los ciudadanos puedan observar el desempeño administrativo de sus gobiernos mediante el uso de tecnología.
Estonia, por su lado ha sido líder en el uso de tecnología para mejorar la transparencia y eficiencia del gobierno. Han implementado el sistema «e-Estonia», que permite a los ciudadanos acceder y gestionar servicios gubernamentales en línea, desde votar en elecciones hasta firmar documentos digitales. Sobra decir que esto ha aumentado la participación ciudadana y la rendición de cuentas del gobierno. Además de ser uno de los referentes globales en creación de empresas digitalmente, llevándolo hasta la creación de la E-Residency un programa que permite a los emprendedores del mundo tener una identificación virtual para interactuar y hacer negocios con “el gobierno más digital del mundo”.
Por su parte, el gobierno canadiense ha desarrollado el portal «Datos Abiertos» que proporciona acceso a una amplia gama de datos gubernamentales en línea. Este enfoque promueve la transparencia al permitir que los ciudadanos accedan a información detallada sobre el gasto público, políticas y proyectos gubernamentales.
¿México Digital?
Imaginemos tener una plataforma informacional de consulta que permita a cualquier ciudadano realizar observaciones puntuales sobre distintas actividades de la gestión pública. Esto incluiría aspectos financieros, regulatorios, gasto público, licitaciones comerciales, obras públicas y hasta la agenda política, entre otros. La idea suena prometedora y, en teoría, sería posible implementarla. Sin embargo, tiene implicaciones y desafíos políticos, de inversión y ejecución que habría que sortear.
La clave para avanzar hacia un buen gobierno no es solo permitir que el Estado nos vigile a nosotros, sino también asegurarnos de que nosotros podamos vigilar al Estado. No se trata de una cuestión de seguridad máxima, sino de establecer una relación de confianza entre el gobierno y sus ciudadanos. Para lograrlo, es necesario desplegar esfuerzos e iniciativas que fomenten la transparencia y la rendición de cuentas.
Ahora, ¿cómo podríamos lograr una gestión pública más transparente mediante el uso de tecnología
En primer lugar, se debe garantizar que las plataformas de datos abiertos sean realmente accesibles y fáciles de usar para los ciudadanos. No basta con tener la información disponible; es necesario presentarla de manera clara y comprensible para que cualquier persona pueda entenderla y tomar decisiones informadas. En adición a cuidar que la información se actualice de forma oportuna, de tal forma que se pueda tener acceso a información vigente.
Además, es fundamental establecer mecanismos de verificación y auditoría independientes que aseguren la veracidad y exactitud de la información proporcionada. Esto evitará manipulaciones y asegurará que los datos sean confiables.
Otro aspecto importante es la protección de la privacidad de los ciudadanos. Si queremos que el gobierno sea transparente, también debemos garantizar que la información personal de los ciudadanos esté debidamente protegida y no se utilice de manera indebida.
Esto último se vuelve particularmente relevante en un mundo donde cada vez más organizaciones públicas y privadas están solicitándonos acceso, ya no solo a nuestros datos sensibles, sino también a nuestra información biométrica de todo tipo (voz, dactilar, iris, facial, etc.).
Además de las iniciativas gubernamentales, es vital fomentar la participación ciudadana. Los ciudadanos deben tener la posibilidad de presentar observaciones, realizar denuncias y proponer soluciones a través de estas plataformas de datos abiertos. Asimismo, el gobierno debe escuchar estas voces y responder de manera adecuada y transparente.
Madurez Social
Por supuesto, no podemos olvidar la importancia de la educación y la concienciación ciudadana. Se tendría que promover la cultura de la transparencia y el acceso a la información, para que los ciudadanos entiendan la relevancia de estas herramientas y se involucren activamente en la supervisión de la gestión pública. Así como de comprender claramente a quién le estamos compartiendo nuestros datos y nuestros biométricos y para qué fines le autorizamos su utilización y resguardo.
El buen gobierno no puede depender únicamente de la vigilancia del Estado sobre los ciudadanos, sino también de la vigilancia mutua entre el gobierno y la sociedad. La tecnología puede ser una herramienta poderosa para lograr una gestión pública transparente y eficiente, pero al igual que con los sistemas de vigilancia social, su implementación debe ser cuidadosa y ética, con un enfoque equilibrado y con la participación de los ciudadanos con un objetivo común: Tener un gobierno más transparente y justo.