Desde una edad temprana, enseñamos a nuestros hijos a no hablar con extraños, a no revelar información personal ni familiar, a ser cautelosos cuando salen a la calle y a hablar con nosotros si otro niño o adulto los molesta. Los hacemos conscientes de los riesgos a los que pueden estar expuestos en el mundo físico.
Sin embargo, esto no siempre se traduce de la misma manera en el mundo digital. Antes de que siquiera aprendan a hablar o caminar, a menudo entregamos nuestros dispositivos móviles a los más pequeños para distraerlos, entretenerlos e incluso calmarlos en caso de que estén alterados o haciendo berrinches. Si nuestra generación tuvo a la televisión como niñera, las generaciones más recientes cuentan con teléfonos inteligentes y tabletas como compañeros de juego.
Hoy, es común que los menores de 15 años tengan acceso a dispositivos que les permiten acceder a redes sociales, videos y contenido que podría no ser apropiado para su edad. Además, están expuestos al acoso en línea, una preocupación para muchos padres. Además del acoso en línea, preocupa que los niños descarguen aplicaciones o programas maliciosos y pasen demasiado tiempo frente a las pantallas.
En casos extremos, algunos padres podrían optar por prohibir por completo el uso de dispositivos móviles e Internet a sus hijos. Sin embargo, seamos realistas, esto raramente ocurre en un mundo cada vez más digitalizado y conectado.
Tomando el control
Por lo tanto, es de vital importancia seguir algunas recomendaciones para orientar a los padres sobre cómo supervisar el uso de estos dispositivos y tener un mayor control sobre el acceso a una amplia variedad de contenidos y aplicaciones.
- Cuantificar y limitar el tiempo en línea. Es sumamente importante establecer límites en cuanto al tiempo de uso y acceso de los niños a dispositivos digitales. La vida digital es una parte inherente de nuestra realidad actual, y los niños la experimentan desde una edad temprana. No obstante, es necesario restringir el tiempo que pasan en línea y supervisar el tipo de contenido con el que interactúan.
- ¿Con quiénes están conviviendo? Los padres desean conocer a los amigos de sus hijos en la escuela o en el vecindario. Lo mismo debería aplicarse en el entorno virtual. Es aconsejable supervisar los sitios que visitan, los grupos a los que se unen y con quiénes están comunicándose, asegurándose de que los temas de conversación sean apropiados para su edad y nivel de madurez.
- Utilizar nombres ficticios. Es fundamental proteger la identidad real de los menores en un entorno digital que a menudo puede ser hostil. Esto comienza por no usar sus nombres reales en las redes sociales u otras aplicaciones, y enseñarles a nunca revelar información personal sensible, como direcciones, números de teléfono o la ubicación de su escuela.
- No responder a las amenazas. Una forma común de acoso hacia los niños es recibir amenazas que les infunden miedo. Se ha observado que terceros, muchos de ellos adultos, participan en foros o comunidades para contactar a menores y provocarles temor sobre la salud e integridad de sus padres, hermanos y otros familiares. Es importante que los niños no crean ni respondan a mensajes amenazantes y que notifiquen a un adulto de inmediato para reducir el riesgo.
- Todo a la vista. Los dispositivos, como teléfonos inteligentes, computadoras, laptops y tabletas, deben ubicarse en un área común de la casa que esté bajo supervisión constante. Aunque los dispositivos pueden ser propiedad de los niños, los padres deben prestar atención a cómo los utilizan.
- Rechazar contactos no deseados. En la era de las redes sociales y aplicaciones como TikTok, es común que los niños quieran tener muchos seguidores para sentirse exitosos. Sin embargo, los padres deben verificar y supervisar que solo acepten a personas que conocen y bloqueen a quienes no deberían estar en su lista de contactos.
- Observar el contenido de sus redes sociales. Puede parecer una intrusión, pero es importante monitorear constantemente el tipo de contenido que los niños publican en sus redes sociales. ¿Las fotos que suben son apropiadas? ¿Sus poses son adecuadas? ¿Revelan información confidencial sobre ellos o sus familiares? ¿Cómo responden a los comentarios de sus contactos y seguidores?
- Utilizar el control parental. Muchas plataformas sociales y sitios web requieren la autorización de los padres para que los menores puedan utilizarlos. Por ejemplo, Google ofrece opciones de control parental que permiten a los padres supervisar la actividad en línea, gestionar aplicaciones, establecer límites de uso y regular las horas de sueño, juego y comidas. De manera similar, iOS proporciona restricciones de contenido y privacidad, así como la capacidad de limitar el tiempo de pantalla y bloquear el uso de aplicaciones y funciones en los dispositivos de los menores, además de prevenir el acceso a contenido explícito y descargas de aplicaciones.
Estamos inmersos en un entorno digital del que no podemos prescindir, pero podemos implementar mejores prácticas para navegar de manera segura, protegiendo nuestra identidad y la de nuestros hijos. Hasta que alcancen la mayoría de edad y puedan usar sus dispositivos de manera responsable, es competencia de los padres supervisar y monitorear constantemente las actividades de sus hijos en el mundo virtual.