Francisco Hurtado

En la lucha contra el cambio climático, la tecnología cuántica podría ser el héroe que esperamos

El cambio climático, si bien no es el único gran reto de la humanidad en la actualidad, sí es uno de los más importantes. No dejo de pensar que se trata de un juego de ambigüedades en el que nuestro confort y estilo de vida parecen ir necesariamente en contra de la salud de nuestro planeta. 

Es como el juego de la cuerda, en el que para jalar hacia un lado, para ganar posición, forzosamente se requiere hacer perder cuerda al lado contrario. No hay otra forma de ganar más que perdiendo del otro lado. Así es el juego, el bienestar versus la degradación, la tecnología a costa de los recursos, la mejora de la vida por la pérdida de la vida, el progreso con la destrucción como moneda de cambio.

Es tan complicado el tema, que nos gustaría pensar en que los superhéroes existen. Un ser fantástico extraído de un cómic con la capacidad de estar en dos lugares al mismo tiempo, de ver el futuro con claridad y de desenredar los nudos más complicados del universo en un abrir y cerrar de ojos. 

Y así es como llegó a mi mente la posibilidad de que ese héroe exista. Pero no es uno con capa o escudo, sino uno con vestimenta tecnológica: el cómputo cuántico. 

Este posible aliado de la humanidad ya ha capturado la imaginación de autores como Marcos Allende del BID y Escolástico Sánchez de BBVA, quienes ya han descrito sobre cómo la entrada futura al mercado de las computadoras cuánticas podría combatir los desafíos medioambientales y del, cada vez más evidente cambio climático.

Los súper poderes

El cómputo cuántico, con sus qubits que pueden existir en múltiples estados a la vez, nos abre las puertas a un universo de posibilidades que antes solo existían en las páginas de la ciencia ficción. 

¿Necesitamos mejores modelos climáticos para predecir el impacto del calentamiento global? El cómputo cuántico podría ser una herramienta capaz de generar simulaciones climáticas más detalladas y precisas que nunca, revolucionando el campo de la meteorología de manera exponencial.

Otro campo de acción es la reducción de las emisiones de carbono, en el cual esta tecnología podría ser clave para descubrir nuevos catalizadores que conviertan el CO2 en algo útil, línea en la que se trabaja en varias universidades del mundo, aunque por ahora sin la ayuda de computadoras cuánticas. Y se me ocurren muchas otras aplicaciones, como seguramente a ti se te podrían estar viniendo a la mente otras. 

Y es que, cuando hablamos de computación cuántica, no solo se trata de grandes teorías y modelos, sino de aplicaciones prácticas que pueden revolucionar industrias enteras. En otra ocasión hablaré de la industria química, en la que se tendría el potencial de acelerar la investigación de nuevos compuestos, algo que Escolástico Sánchez líder de la disciplina de Investigación y Patentes en BBVA, destaca como crucial. Estos nuevos compuestos serían de mayor calidad y que aceleren la descarbonización de la sociedad. 

Así que las aplicaciones son tan vastas como lo son las actividades humanas, desde mejorar la eficiencia energética en la industria hasta revolucionar la agricultura con prácticas más sostenibles y eficientes; todo podría verse muy beneficiado con este aliado tecnológico. 

Pero también nos necesita

Pienso que lo emocionante del cómputo cuántico no es solo lo que puede hacer hoy, sino lo que promete para el futuro. Estamos hablando de un cambio de juego en la forma en que abordamos los problemas medioambientales más difíciles. Podríamos estar mirando hacia un futuro donde nuestras decisiones sobre sostenibilidad y protección del medio ambiente estén informadas por datos y análisis que hoy no podemos ni siquiera soñar.

El éxito del cómputo cuántico necesitará de la ayuda de las personas para luchar contra los desafíos medioambientales. Esto a su vez dependerá de la colaboración efectiva de diferentes sectores: gobiernos, industria y academia trabajando juntos para superar los obstáculos técnicos y acelerar la adopción de soluciones cuánticas. 

No es solo una cuestión de invertir en la tecnología; también se trata de invertir en las personas: en educar y capacitar a una nueva generación de científicos, ingenieros y tomadores de decisiones que puedan llevar esta tecnología adelante.

El cómputo cuántico podría ser el super héroe que llegue justo a tiempo para empezar a desenredar algunos de los problemas medioambientales más enrevesados que tenemos, y así abrir caminos hacia un futuro más sostenible y prometedor para nuestras generaciones futuras. 

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